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如何学习西班牙语:西班牙语阅读《一千零一夜》连载三十二 b

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2012-05-15 10:03

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西语阅读:《一千零一夜》连载三十二 b

Al oír estas palabras del maghrebín, el pobre Aladino sé olvidó de sus fatigas y de la bofetada recibi­da, y contestó: !'¡Oh tío mío! ¡mán­dame lo que quieras y te obedeceré!” Y el maghrebín le cogió en brazos y le beso varias veces en las mejillas, y le dijo: “¡Oh Aladino! ¡eres para mí más querido que un hijo, pues que no tengo en la tierra más pa­rientes que tú; tú serás mi único heredero, ¡oh hijo mío! Porque, al fin y al cabo, por ti, en suma, es por quien trabajo en este momento y por quien vine desde tan lejos. Y si estuve un poco brusco, compren­derás ahora, que fue para decidirte a no dejar de alcanzar en vano tu maravilloso destino. ¡He aquí, pues, lo que tienes que hacer! ¡Empezarás por bajar conmigo al fondo del agu­jero, y cogerás la anilla de bronce y levantarás la losa de mármol!” Y cuando hubo hablado así, se metió él primero en el agujero y dio la mano a Aladino para ayudarle a bajar. Y ya abajo, Aladino le dijo: ¿Pero cómo voy a arreglarme ¡oh tío mío! para levantar una losa tan pesada siendo yo un niño? ¡Si, al menos, quisieras ayudarme tú, me prestaría a ello con mucho gusto!” El maghrebín contestó: -¡Ah, no! ¡Ah, no! ¡Si, por desgracia, echara yo una mano, no podrías hacer na­da ya y tu nombre se borraria para siempre del tesoro! ¡Prueba tú solo y verás cómo levantas la losa con tanta facilidad como si alzaras una pluma- de ave! ¡Sólo tendrás que pronunciar tu nombre y el nombre de tu padre y el nombre de tu abuelo al coger la anilla!”

Entonces se inclinó Aladino y co­gió la anilla y tiró de ella, diciendo: “¡Soy Aladino, hijo del sastre Mus­tafá, hijo del sastre Alí!” Y levantó con gran facilidad la losa de már­mol, y la dejó a un lado. Y vio una cueva con doce escalones de már­mol que conducian a una puerta, de dos hojas de cobre rojo con grue­sos clavos. Y el maghrebín le dijo: ¡Hijo mío Aladino, baja ahora a esa cueva. Y cuando llegues al duo­décimo escalón entrarás por esa puerta de cobre, que se abrirá sola delante de, ti. Y te hallarás debajo de una bóveda grande dividida en tres salas que se comunican unas con otras. En la primera. sala verás cuatro grandes calderas de cobre llenas de oro líquido, y en la segunda sala cuatro grandes calderas de plata llenas de polvo de oro; y en la ter­cera sala cuatro grandes calderas de oro llenas de dinares de oro., Pero pasa sin detenerte y recógete bien el traje, sujetándotelo a la cintura pa­ra que no toque a las calderas; por­que si tuvieras la desgracia de tocar con los dedos o rozar siquiera con tus ropas una de las calderas o su contenido, al instante te convertirás en una mole de piedra negra. En­trarás, pues, en la primera sala, y muy de prisa, pasarás a la segunda, desde la cual, sin detenerte un ins­tante, penetrarás en la tercera, don­de veras una puerta claveteada, pa­recida a la de entrada, que al punto se abrirá ante tí. Y la franquearás, y te encontrarás de pronto en un jardín magnífico plantado de árboles agobiados por el peso de sus frutas. ¡Pero no te detengas allí tampoco! Lo atrvesarás caminando adelan­te todo derecho, y llegarás a una escalera de columnas con treinta pel­daños, por los que subirás a una terraza. Cuando estés en esta terra­za, ¡oh Aládino! ten cuidado, por­que enfrente de ti verás una especie de hornacina al aire libre; y en esta hornacina, sobre un pedestal de bron­ce, encontrarás una lamparita de co­bre. Y estará encendida esta lámpara. ¡Ahora, fíjate bien, Aladino! ¡coge­rás esta lámpara, la apagarás, ver­terás en el suelo el aceite y te la esconderás en el pecho en seguida! Y no temas mancharte el traje, por­que el aceite que viertas no será aceite, sino otro líquido que no deja huella alguna en las ropas. ¡Y vol­verás a mí por el mismo camino que hayas seguido! Y al regreso, si te parece, podrás, detenerte un poco en el jardín, y coge de este jardín tantas frutas como quieras. Y una vez que te hayas reunido conmigo, me entregarás la lámpara, fin y mo­tivo de nuestro viaje y origen de nuestra riqueza y de nuestra gloria en el porvenir, ¡oh hijo mío!”

Cuando el maghrebín hubo habla­do así, se quitó, un anillo que lleva­ba al dedo y se lo puso a Aladino en el pulgar, diciéndole: “Este ani­llo, hijo mío, te pondrá a salvo de todos los peligros y te preservará de todo mal. ¡Reanima, pues, tu alma, y llena de valor tu pecho, porque ya no eres un niño, sino un hombre! ¡Y con ayuda de Alah, te saldrá bien todo! ¡Y disfrutaremos de ri­queza y de honores durante toda la vida, y gracias a la lámpara!” Lue­go añadió: “¡Pero te encarezco una vez más, Aladino, que tengas cui­dado de recogerte mucho el traje y de ceñírtelo cuanto puedas, porque de no hacerlo así, estás perdido y contigo el tesoro!”

Luego le besó, y acariciándole va­rias veces en las mejillas, le dijo: “¡Vete tranquilo!”

Entonces, en extremo animado, Aladino bajó corriendo por los es­calones de mármol, y alzándose el traje hasta más arriba de la cintura, y ciñiendoselo bien, franqueó la puer­ta de cobre, cuyas hojas se abrieron por sí solas al acercarse a él. Y sin olvidar ninguna de las recomendacio­nes del maghrebín, atravesó con mil precauciones la primera, la segunda y la tercera salas, evitando las cal­deras llenas de oro; llegó a la úl­tima puerta, la franqueó, cruzó el jardín sin detenerse, subió los trein­ta peldaños de la escalera de colum­nas, se remontó a la terraza y en­caminóse directamente a la horna­cina que había frente a él. Y en el pedestal de bronce vio la lámpara encendida y tendió la mano y la co­gió. Y vertió en el suelo el contenido, y al ver que inmediatamente quedaba seco el depósito, se lo ocultó en el pecho en seguida, sin temor a man­charse el traje. Y bajó de la terraza y llegó de nuevo al jardín.

Libre entonces de su preocupa­cíón, se detuvo un instante en el úl­timo peldaño de la escalera para mirar el jardín. Y se puso a contem­plar aquellos árboles, cuyas frutas no había tenido tiempo de ver a la llegada. Y observó que los árboles de aquel jardín, en efecto, estaban agobiados bajo el peso de sus fru­tas, que eran extraordinarias de for­ma, de tamaño y de color. Y notó que al contrario de lo que ocurre con los árboles de los huertos, cada rama de aquellos árboles tenía fru­tas de diferentes colores. Las había blancas, de un blanco transparente como el cristal, o de un blanco tur­bio como el alcanfor, o de un blanco opaco como la cera virgen. Y las ha­bía rojas, de un rojo como los gra­nos de la granada o de un rojo co­mo la naranja sanguínea. Y las ha­bía verdes, de un verde obscuro y de un verde suave; y había otras que eran azules y violeta y amari­llas; y atras que ostentaban colores y matices de una variedad infinita. ¡Y el pobre Aladino no sabía que las frutas blancas eran diamantes, perlas, nácar y piedras lunares; que las frutas rojas eran rubíes, carbun­clos, jacintos, coral y cornalinas; que las verdes eran esmeraldas, be­rilos, jade, prasios y aguas-marinas; que las azules, eran zafiros, turque­sas lapislázuli y lazulitas; que la violeta eran amatistas, jaspes y sar­doinas que las amarillas eran topacios, ámbar y ágatas; y que las de­más, de colores desconocidos, eran ópalos, venturinas, crisólitos, cimó­fanos, hematitas, turmalinas, peridotos, azabaches y crisopacios! Y caía el sol a plomo sobre el jardín. Y los árboles despedían llamas de todas sus frutas, sin consumirse.

Entonces, en el límite del placer, se acercó Aladino a uno de aquellos árboles y quiso coger algunas fru­tas para comérselas. Y observó qué, no se las podía meter el diente, y que no se asemejaban rnás que por su forma a las naranjas, a los higos, a los plátanos, a las uvas, a las san­días, a las manzanas y a todas las demás frutas excelente! de la China. Y se quedó muy desilusionado al tocarlas; y no las encontró nada de su gusto. Y creyó que sólo eran bolas de vidrio coloreado, pues en su vida había tenido ocasión de ver piedras preciosas. Sin embargo, a pesar de su desencanto, se decidió a coger algunas para regalárselas a los niños que fueron antiguos camaradas su­yas, y también a su pobre madre. Y cogió varias de cada color, llenán­dose con ellas el cinturón, los bol­sillos y el forro de la ropa, guar­dándoselas asimismo entre el traje y la camisa y entre la camisa y la piel; y se metió tal cantidad de aque­llas frutas, que parecía un asno car­gado a un lado y a otro. Y agobia­do por todo aquello, se alzó cuidado­samente el traje, ciñéndoselo mucho a la cintura, y lleno de prudencia y de precaucion atravesó con ligereza las tres salas de calderas y ganó la escalera de la cueva, a la entrada de la cual le esperaba ansiosamente el maghrebín.

Y he aquí que, en cuanto Ala­dino franqueó la puerta de cobre y subió el primer peldaño de la es­calera, el maghrebín, que se hallaba encima de la abertura, junto a la entrada de la cueva, no tuvo pacien­cia para esperar a que subiese todos los escalones y saliese de la cueva por completo, y le dijo: “Bueno, Aladino, ¿dónde está la lámpara?” Y Aladino contestó: “¡La tengo en el pecho!” El otró dijo: “¡Sácala ya y dámela!” Pero Aladino le dijo: ¿Cómo quieres que te la de tan pronto, ¡oh tío mío!, si está entre todas las bolas de vidrio con que me he llenado la ropa por todas par­tes? ¡Déjame antes subir esta esca­lera, y ayúdame a salir del agujero; y entonces descargaré todas estas bo­las en lugar seguro, y no sobre estos peldaños, por los que rodarían y se romperian! ¡Y así podré sacarme del pecho la lámpara y dártela cuan­do esté libre de esta impedimenta insuperablel ¡Por cierto que se me ha escurrido hacia la espalda y me lastima violentamente en la piel, por lo que bien quisiera verme desem­barazado de ella!” Pero el maghrerín, furioso por la resistencia que hacia Aladino y persuadido de que Aladino sólo ponía estas dificultades porque quería guardarse para él la lámpara le gritó con una voz es­pantosa como la de un demonio: “¡Oh hijo de perro! ¿quieres darme la lampara en seguida, o morir!” Y Aladino, que no sabía a qué atribuir este cambio de modales de su tío, y aterrado al verle en tal estado de furor, y temiendo recibir otra bo­fetada más violenta que la primera, se dijo: “¡Por Alah, que más vale resguardarse! ¡Y voy a entrar de nuevo en la cueva mientras él se calma!” Y volvió la espalda, y reco­giéndose el traje, entró prudente­mente en él subterráneo.

Al ver aquello, el maghrebín lan­zó un grito de rabia, y en el límite del furor, pataleó y se convulsionó, arrancándose las barbas de desespe­ración por la imposibilidad en que se hallaba de correr tras de Aladino a la cueva vedada por los poderes mágicos. Y exclamó: “¡Ah maldito Aladino! ¡vas a ser castigado como mereces!” Y corrió hacia la hogue­ra, que no se había apagado toda­via, y echó en ella un poco del pol­vo de incienso que llevaba consigo murmurando una fórmula magica. Y al punto la losa de mármol que servía para tapar la entrada de la cueva se cerro por si sola y volvió a su sitio primitivo, cubriendo her­méticamente el agujero de la esca­lera; y tembló la tierra y se cerró de nuevo; y el suelo se quedó tan liso como antes de abrirse. Y Aladino encontróse de tal suerte encerrado en el subterráneo.

Porque como ya se ha dicho, el maghrebín era un mago insigne ve­nido del fondo del Maghreb, y no un tío ni un pariente cercano o le­jano de Aladino. Y había nacido ver­daderamente en Africa, que es el país y el semillero de los magos y hechiceros de peor calidad....

  En este, momento de su narracion Schahrazada vio aparecer la maña­na, y se calló discretamente.

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西班牙语没有英语这么复杂的发音规则。他几乎每一个字母都只有一个特定的音,我举个例子,a这个字母无论何时都发“阿”这个音,e发“唉”(口型小点,跟英语里的e差不多)。西班牙语只有一个音是比较难发的,那就是r这个字母,他发的是大舌颤音,其实,西班牙语最难得不是他的发音,而是他的语法和动词变位。你一学就知道了,背的东西太多。还有,他的语速不是一般的快,你要做好心理准备,和英语不是一个数量级的!!我建议你最好提前买一本西班牙语看看,因为它比英语难学的多的多 。

1. 西班牙语属于拉丁语系,比英语要科学,是不要音标的拼音文字,掌握发音规则后就能够”见词发音”。短短的入门,学的好,就可以地道流利地读出所有的西班牙文章,这是第一关!西班牙谚语中把最难做的事情比做”学汉语”,可见有中文水平的人学西班牙不是成了最容易的事了?

2. 西班牙语的小舌音,卷舌连续抖动的r、rr是中国人的难点,窍门有三。一、发音前多加上“德拉”;二、利用漱口的时候,多延时5分钟——“嘟鲁鲁”;三、坚持2-4周利用上下班和无人的时候,练习卷舌,以上三点定会让你有“西班牙”味!还有些音是要声带镇动的,要注意!

3. 掌握西班牙语动词的变位也是个要死记硬背,熟能生巧的活!他的变化是为了口语交流中大量的省略主语,口语的方便带来的动词变位头痛是每一个有志学好西班牙语的人要克服的难关。有人说:“流利地读,熟练变位”掌握好了,西班牙语就学会了一半啊!初学者就没有白学!你也知道了重点在哪里了,可以集中精力去攻哪一块了。

4. 有点英语基础的人,会发现西班牙语单词在多数主要单词词干上非常接近,这样大家学习起来又省了些劲!

5. 学习任何外国语,要以模仿开口为优先,背会一句就应用一句,这样就算掌握了。不要,先纠语法一堆,就是不敢开口!讲错了,因为你是外国人,别人的背景比你大,所以人家仍然能听懂你,就象外国人讲汉语,即使很不准,你也能听懂,搞明白,会原谅他的不标准的。胆子大是第一啊,有人说过,你学外语多数都不是为了当电台标准播音员吧,何况,即使母语能挑上当播音员的又有几个?降低标准,抓住重点,能绕开你学语言的误区!

2012年02月22日 《如何学习西班牙语:西班牙语阅读《一千零一夜》连载三十二 b》来源于西班牙留学https://xibanya.liuxue86.com

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