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在线学西班牙语:西班牙语阅读《一千零一夜》连载三十六b

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2012-05-15 10:25

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《一千零一夜》连载三十六b

Pero en cuanto al sultán; padre de Badrú’l-Budur, al despertarse el siguiente día salió de su palacio, co­mo tenía por costumbre, para ir a visitar a su hija a la que quería tan­to. Y en el sitio en que se alzaba el maravilloso palacio no vio más que, un amplio meidán agujereado por las zanjas vacías de los cimientos. Y en el límite de la perplejidad, ya no supo si habría perdido la razón; y empezó a restregarse los ojos para darse cuenta mejor de lo que veía. ¡Y comprobó que con la claridad del sol saliente y la limpidez de la ma­ñana no había manera de engañarse, y que el palacio ya no estaba allí! Pero quiso convencerse más aún de aquella realidad enloquecedora, y su­bió al piso más alto, y abrió la ven­tana que daba enfrente de los apo­sentos de su hija. Y no vio palacio ni huella de palacio, ni jardines ni huella de jardines, sino sólo un inmenso meidán donde, de no estar las zanjas, habrían podido los caballeros justar a su antojo.

Entonces, desgarrado de ansiedad, el desdichado padre empezó a gol­pearse las manos una contra otra y a mesarse la barba llorando, por más que no pudiese darse cuenta exacta de la naturaleza y de la magnitud de su desgracia. Y mientras de tal suerte desplomábase sobre el diván, su gran visir entró para anunciarle, como de costumbre, la apertura de la sesión de justicia. Y vio el estado en que se hallaba, y no supo qué pensar. Y el sultán le dijo: “¡Acér­cate aquí!” Y el visir se acercó, y el sultán le dijo: “¿Dónde está el palacio de mi hija?” El otro dijo:

¡Alah guarde al sultán! ¡pero no comprendo lo que quiere decir!” El sultán dijo: “¡Cualquiera creería ¡oh visir! que no estás al corriente de la triste nueva!” El visir dijo: “Claro que no lo estoy, ¡oh mi señor! ¡por Alah, que no sé nada, absolutamente no!” El sultán dijo: “¡En ese caso, no has mirado hacia el palacio de Aladino!” El visir dijo: “¡Ayer tar­de estuve a pasearme por los jardi­nes que lo rodean, y no he notado ninguna cosa de.particular, sino que la puerta principal estaba cerrada a causa de la ausencia del emir Aladi­no!” El sultán dijo: “¡En ese caso, ¡oh visir! mira por esta ventana y dime si no notas ninguna cosa de particular en ese palacio que ayer viste con la puerta cerrada!” Y el visir sacó la cabeza por la ventana y miró, pero fue para levantar los bra­zos al cielo, exclamando: “¡Alejado sea el Maligno!” ¡el palacio ha des­aparecido!” Luego se encaró con el sultán, y le dijo: “¡Y ahora ¡oh mi señor!' ¿vacilas en creer que ese pa­lacio, cuya arquitectura y ornamen­tación admiraban tanto, sea otra cosa que la obra de la más admirable he­chicería? Y el sultán bajó la cabeza y reflexionó durante una hora de tiempo. Tras de lo cual levantó la cabeza, y tenía el rastro revestido de furor. Y exclamó: “¿Dónde está ese malvado, ese aventurero, ese mago, ese impostor, ese hijo de mil perros, que se llama Aladino?” Y el visir contestó con el corazón dilatado de triunfo: “¡Está ausente de casa; pero me ha anunciado su regreso para hoy antes de la plegaria del medio­día! ¡Y si quieres, me encargo de ir yo mismo a informarme acerca de él sobre lo que ha sido del palacio con su contenido!” Y el rey se puso a gritar: “No ¡por Alah! ¡Hay que tratarle como a los ladrones, y a los embusteros! ¡Que me le traigan los guardias cargado de cadenas!”

Al punto el gran visir salió a co­municar la orden del sultán al jefe de los guardias, instruyéndole acerca de cómo debía arreglarse para que no se le escapara Aladino. Y acom­pañado por cien jinetes, el jefe de los guardias salió de la ciudad al canino por donde tenía que volver Aladino, y se encontró con él a cien farasanges de las puertas. Y en se­guida hizo que le cercaran los jine­tes, y lo dijo: “Emir Aladino, ¡oh amo nuestro! ¡dispénsanos por fa­vor! ¡pero el sultán, de quien somos esclavos, nos ha ordenado que te de­tengamos y te pongamos entre sus manos cargado de cadenas como los criminales! ¡Y no podemos desobe­decer una orden real! ¡Pero repe­timos que nos dispenses por tratarte así, aunque a todos nosotros nos ha inundado tu generosidad!”

Al oír estas palabras del jefe de los guardas, a Aladino se le trabó la lengua de sorpresa y de emoción. Pero acabó por poder hablar, y dijo: ¡Oh buenas gentes! ¿Sabéis, al me­nos, por qué motivo os ha dado el sultán semejante orden, siendo yo inocente de todo crimen con respec­to a él o al Estado?” Y contestó el jefe de los guardias: “¡Por Alah, que no lo sabemos!” Entonces Aladino se apeó del su caballo, y dijo.: “¡Ha­ced de mí lo que os haya ordenado el sultán, pues las órdenes del sul­tán estás por encima de la cabeza y de los ojos!” Y los guardias, muy a disgusto suyo, se apoderaron de Aladino, le ataron los brazos, le echa­ron al cuello una cadena muy gorda y muy pesada, con la que también le sujetaron por la cintura, y cogien­do el extremo de aquella cadena le arrastraron a la ciudad, haciéndole caminar a pie mientras ellos seguían a caballo su camino.

Llegados que fueron los guardias a los primeros arrabales de la ciudad, los transeúntes que vieron de este modo a Aladino no dudaron de que el sultán, por motivos que ignora­ban, se disponía a hacer que le cor­taran la cabeza. Y como Aladino se había captado, por su generosidad y su afabilidad, el afecto de todos los súbditos del reino, los que le vieron apresuráronse a echar a andar detrás de él, armándose de sables unos, y de estacas otros y de piedras y palos los demás. Y aumentaban en número a medida que el convoy se aproximaba a palacio; de modo que ya eran millares y millares al llegar a la plaza del meidán. Y todos gri­taban y protestaban, blandiendo sus armas y amenazando a los guardias, que a duras penas pudieron conte­nerles y penetrar en palacio sin ser maltratados. Y en tanto que los otros continuaban vociferando y chi­llando en el meidán para que se les devolviese sano y salvo a su señor Aladino, los guardias introdujeron a Aladino, que seguía cargado de ca­denas, en la sala donde le esperaba el sultán lleno de cólera y de an­siedad.

No bien tuvo en su presencia a Aladino, el sultán, poseído de un fu­ror inconcebible, no quiso perder el tiempo en preguntarle qué había sido del palacio que guardaba a su hija Badrú’l-Budur, y gritó al porta­alfanje: “¡Corta en seguida la ca­beza a este impostor maldito!” Y no quiso oírle ni verle un instante más. Y el porta-alfanje se llevó a Aladino a la terraza desde la cual se dominaba el meidán en donde estaba apiñada la muchedumbre tu­multuosa, hizo arrodillarse a Aladi­no sobre el cuero rojo de las eje­cuciones, y después de vendarle los ojos le quitó la cadena que llevaba al cuello y alrededor del cuerpo, y le dijo: “¡Pronuncia tu acto de fe antes de morir!” Y se dispuso a dar­le el golpe de muerte, volteando por tres veces y haciendo flamear el sable en el aire en torno a él. Pero en aquel momento, al ver que el porta-alfanje iba a ejecutar a Aladi­no, la muchedumbre empezó a es­calar los muros del palacio y a for­zar las puertas. Y el sultán vio aque­llo, y temiéndose algún aconteci­miento funesto se sintió poseído de gran espanto. Y se encaró por el porta-alfanje, y le dijo: “¡Aplaza por el instante el acto de cortar la cabe­za a ese criminal!” Y dijo al jefe de los guardias:- ¡Haz que pregonen al pueblo que le otorgo la gracia de la sangre de ese maldito!'? Y aquella orden, pregonada en seguida desde lo alto de las terrazas, calmó el tu­multo y el furor de la muchedumbre, e hizo abandonar su propósito a los que forzaban las puertas y a los que escalaban los muros del palacio.

Entonces Aladino, a quien se ha­bía tenido cuidado de quitar la ven­da de los ojos y a quien habían sol­tado las ligaduras que le ataban las manos a la espalda, se levantó del cuero de las ejecuciones en donde estaba arrodillado y alzó la cabeza hacia el sultán, y con los ojos llenos de lágrimas le preguntó: “Oh rey del tiempo! ¡suplico a tu alteza que me diga solamente el crimen que he podido cometer para ocasionar tu cólera y esta desgracia!” Y con el color muy amarillo y la voz llena de cólera reconcentrada, el sultán le dijo: “¿Que te diga tu crimen, mi­serable? ¿Es que finges ignorarlo? ¡Pero no fingirás más cuando te lo haya hecho ver con tus propios ojos!” Y le gritó: “¡Sígueme!” Y echó a andar delante de él y le condujo al otro extremo del palacio, hacia la parte que daba al segundo meidán, donde se erguía antes el pa­lacio de Badrú’l-Budur rodeado de sus jardines, y le dijo: “¡Mira por esta ventana y dime, ya que debes saberlo; qué ha sido del palacio que guardaba a mi hija!” Y Aladino sa­có la cabeza por la ventana y miró. Y no vio ni palacio, ni jardín, ni huella de palacio o de jardín, sino el inmenso meidán desierto, tal cómo estaba el día en que dio él al efrit de la lámpara orden de construir allí la morada maravillosa. Y sintió tal estupefacción y tal dolor y tal con­moción, que estuvo a punto de caer desmayado. Y no pudo pronunciar una sola palabra. Y el sultán le gritó: “Dime, maldito impostor, ¿dónde, está el palacio y dónde está mi hija, el núcleo de mi corazón, mi única hija?” Y Aladino lanzó un gran sus­piro y vertió abundantes lágrimas; luego dijo: “¡Oh rey del tiempo, no lo sé!” Y le dijo el sultán: “¡Escu­chame bien! No quiero pedirte que restituyan tu maldita palacio; pero sí te ordeno que me devuelvas a mi .hija. Y si no lo haces al instante o si no quieres decirme qué ha sido de ella, ¡por mi cabeza, que haré que te corten la cabeza!” Y en el límite de la emoción, Aladino bajó los ojos y reflexionó durante una hora de tiempo. Luego levantó la cabeza, y dijo: “¡Oh rey del tiempo! ninguno escapa a su destino. ¡Y si mi destino es que se me corten la cabeza por un crimen que no he cometido, ningún poder logrará salvarme! Sólo te pido, pues, antes de morir, un plazo de cuarenta días para hacer las pesqui­sas necesarias con respecto a mi es­posa bienamada, que ha desapareci­do con el palacio mientras yo estaba de caza y sin que pudiera sospechar cómo ha sobrevenido esta calami­dad te lo juro por la verdad de nuestra fe y los méritos de nuestro señor Mahomed (西班牙留学网xibanya.liuxue86.com)” Y el sultán contestó: “Está bien; te concederé lo que me pides. ¡Pero has de saber que, pa­sado ese plazo, nada podrá salvarte de entre mis manos si no me traes a mi hija! ¡Porque sabré apoderarme de ti y castigarte, sea donde sea el paraje de la tierra en que te ocultes!” Y al oír estas palabras Aladino salió de la presencia del sultán, y muy ca­bizbajo atravesó el palacio en medio de los dignatarios, que se apenaban mucho al reconocerle y verle tan de­mudado por la emoción y el dolor. Y llegó ante la muchedumbre y em­pezó a preguntar, con torvos ojos: ¿Dónde esta mi palacio? ¿Dónde está mi esposa?” Y cuantos le veían y oían dijeron: “¡El pobre ha perdido la razón! ¡El haber caído en desgracia con él sultán y la proxi­midad de la muerte le han vuelto lo­co!” Y al ver que ya sólo era para todo el mundo un motivo de compa­sión, Aladino se alejó rápidamente sin que nadie tuviese corazón para seguirle. Y salió de la ciudad, y co­menzó a errar por el campo, sin saber lo que hacía. Y de tal suerte llegó a orillas de un gran río, presa de la desesperación, y diciéndose: “¿Dón­de hallarás tu palacio, Aladino y a tu esposa Badrú’l-Budur, ¡oh pobre!? ¿A qué país desconocido irás a bus­carla, si es que está viva todavía? ¿Y acaso sabes siquiera cómo ha desaparecido?” Y con el alma obs­curecida por estos pensamientos, y sin ver ya más que tinieblas y tris­teza delante de sus ojos, quiso arro­jarse al agua y ahogar allí su vida y su dolor. ¡Pero en aquel momento se acordó de que era un musulmán, un creyente, un puro! dio fe de la unidad de Alah y de la misión de Su Enviado. Y reconfortado con su acto de fe y su abandono a la voluntad del Altísimo, en lugar de arrojarse al agua se dedicó a hacer sus ablu­ciones para la plegaria de la tarde. Y se puso en cuclillas a la orilla del río y cogió agua en el hueco de las manos y se puso a frotarse los dedos y las extremidades. Y he aquí que, al hacer estos movimientos, frotó el anillo que le había dado en la cueva el maghrebín. Y en el mismo mo­mento apareció el efrit del anillo, que se prosternó ante él, diciendo: “¡Aquí tienes entre tus manos a tu esclavo! ¿Qué quieres? Habla: ¡Soy él servidor del anillo en la tierra, en el aire y en el agua!' Y Aladino re­conoció perfectamente, por su as­pecto repulsivo y por su voz aterra­dora, al efrit que en otra ocasión hubo de sacarle del subterráneo. Y agradablemente sorprendido por aquella aparición, que estaba tan le­jos de esperarse en el estado mise­rable en que se encontraba, interrum­pió sus abluciones y se irguió sobre ambos pies, y dijo al efrit: “¡Oh efrit del anillo, oh compasivo, oh excelente! ¡Alah te bendiga y te ten­ga en su gracia! Pero apresúrate a traerme mi palacio y mi esposa, la princesa Badrú’l-Budur!” Pero el efrit del anillo le contestó: “¡Oh due­ño del anillo! ¡lo que me pides no está en mi facultad, porque en la tierra, en el aire y en el agua yo sólo soy servidor del anillo! ¡Y sien­to mucho no poder complacerte en esto, que es de la competencia del servidor de la lámpara! ¡A tal fin, no tienes más que dirigirte a ese efrit, y él te complacerá!” Entonces Ala­dino, muy perplejo, le dijo: “¡En ese caso, ¡oh efrit del anillo! y puesto que no puedes mezclarte en lo que no te incumbe, transportando aquí el palacio de mi esposa, por las vir­tudes anillo a quien sirves te ordenó que me transportes a. mí mismo al paraje de la tierra en que se halla mi palacio, y me dejes, sin hacerme sufrir sacudidas, debajo de las ventanas de mi esposa, la prince­sa Badrú’l-Budur!”

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西班牙语没有英语这么复杂的发音规则。他几乎每一个字母都只有一个特定的音,我举个例子,a这个字母无论何时都发“阿”这个音,e发“唉”(口型小点,跟英语里的e差不多)。西班牙语只有一个音是比较难发的,那就是r这个字母,他发的是大舌颤音,其实,西班牙语最难得不是他的发音,而是他的语法和动词变位。你一学就知道了,背的东西太多。还有,他的语速不是一般的快,你要做好心理准备,和英语不是一个数量级的!!我建议你最好提前买一本西班牙语看看,因为它比英语难学的多的多 。

1. 西班牙语属于拉丁语系,比英语要科学,是不要音标的拼音文字,掌握发音规则后就能够”见词发音”。短短的入门,学的好,就可以地道流利地读出所有的西班牙文章,这是第一关!西班牙谚语中把最难做的事情比做”学汉语”,可见有中文水平的人学西班牙不是成了最容易的事了?

2. 西班牙语的小舌音,卷舌连续抖动的r、rr是中国人的难点,窍门有三。一、发音前多加上“德拉”;二、利用漱口的时候,多延时5分钟——“嘟鲁鲁”;三、坚持2-4周利用上下班和无人的时候,练习卷舌,以上三点定会让你有“西班牙”味!还有些音是要声带镇动的,要注意!

3. 掌握西班牙语动词的变位也是个要死记硬背,熟能生巧的活!他的变化是为了口语交流中大量的省略主语,口语的方便带来的动词变位头痛是每一个有志学好西班牙语的人要克服的难关。有人说:“流利地读,熟练变位”掌握好了,西班牙语就学会了一半啊!初学者就没有白学!你也知道了重点在哪里了,可以集中精力去攻哪一块了。

4. 有点英语基础的人,会发现西班牙语单词在多数主要单词词干上非常接近,这样大家学习起来又省了些劲!

5. 学习任何外国语,要以模仿开口为优先,背会一句就应用一句,这样就算掌握了。不要,先纠语法一堆,就是不敢开口!讲错了,因为你是外国人,别人的背景比你大,所以人家仍然能听懂你,就象外国人讲汉语,即使很不准,你也能听懂,搞明白,会原谅他的不标准的。胆子大是第一啊,有人说过,你学外语多数都不是为了当电台标准播音员吧,何况,即使母语能挑上当播音员的又有几个?降低标准,抓住重点,能绕开你学语言的误区!

2012年02月22日 《在线学西班牙语:西班牙语阅读《一千零一夜》连载三十六b》来源于西班牙留学https://xibanya.liuxue86.com

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